Una nueva publicación ofrece las claves para su integración en la Política Agraria Común
La biodiversidad y los paisajes en particular, y los recursos naturales en general, están desapareciendo de la UE y de todo el mundo a un ritmo inaceptable. Su conservación a una escala suficientemente amplia, más allá de las reservas y los refugios naturales, exige el mantenimiento de aquellos modelos agrarios más respetuosos con la conservación del patrimonio natural europeo.
El proyecto europeo HNV-Link, dedicado al estudio, conservación e innovación de este tipo de sistemas agrarios, ha dedicado los tres últimos años a analizar y plantear diferentes políticas y medidas de apoyo que traten de corregir esta tendencia. A lo largo de este proyecto, la Fundación Entretantos ha jugado un importante papel como único socio en España y responsable del área de aprendizaje de La Vera. Una vez concluido el proyecto, y como fruto principal del trabajo desarrollado, se acaba de publicar un interesante documento de orientación, que puede descargarse libremente. Esta publicación recopila las principales vías para impulsar los Sistemas Agrarios de Alto Valor Natural (SAVN) en las políticas agrarias europeas, y favorecer la innovación, el conocimiento y el aprendizaje en torno a ellos.
El cuaderno, que será distribuido a las principales administraciones y organizaciones interesadas, parte de la idea de que la UE debe promover un apoyo efectivo y específico a los sistemas agrarios que mantienen la biodiversidad y los paisajes, agrupados bajo el paraguas de los Sistemas Agrarios de Alto Valor Natural o SAVN. Este concepto se refiere a aquellos modos de producción agrícola y ganadera caracterizados por su baja intensidad, bajos insumos y bajo impacto, y que se desarrollan en zonas que están amenazadas por el abandono de la actividad agraria más respetuosa o por la intensificación y degradación irreversible.
La PAC, como marco global de las políticas agrícolas de la UE, establece la base de la visión común de la UE sobre desarrollo sostenible, que todos los Estados Miembros deben respaldar y concretar. Como tal, debe apoyar inequívoca y efectivamente el reconocimiento y la viabilidad socioeconómica a largo plazo de los sistemas agrarios beneficiosos para el medio ambiente del mismo modo que apoya la reducción del impacto ambiental y la búsqueda de la sostenibilidad de los modos de agricultura más intensivos.
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