Preludio. Con este pequeño capítulo se inicia un grupo de escandalosos microrrelatos basados en la percepción personal y subjetiva y, por qué no, algo mezquina y vengativa, del entorno social y vivencial de su autor o autora. Cualquier parecido con la realidad… es cierto. He plagiado la realidad. Sé que esta mirada oscura no me traerá más que críticas, pero el psicoanalista me ha dicho que es mejor sacarlo todo fuera, vomitarlo.
Perdonadme de antemano aquellos y aquellas que sin ser igual que X os sintáis agredidos.
Sufrid, y sobre todo recapacitad, todos y todas las X que siéndolo, os sintáis, también, agredidos e insultados. Esa era mi intención genuina. (Deberíais iros. Hacéis mucho daño, añado).
Gentes de entretantos… aunque sé que lo merezco, no me censuréis, dejadme publicar.
Comenzamos. Llamémosle X. O mejor, Zutana, mucho más cercano y fácil de odiar.
Zutana trabaja en un grupo de acción local que gestiona un Leader. De su buen hacer y profesionalidad dependen los proyectos, los sueños y el futuro de cientos de personas cada año.
Ayer, sin ir más lejos, una recién creada cooperativa de tres mujeres jóvenes fueron a ver a Zutana para enterarse de cómo podrían acceder a alguna ayuda o apoyo para su proyecto; un proyecto que pasa por la revitalización del papel de la mujer rural a partir de procesos formativos, y por la creación de una red de apoyo que sirva para el emprendimiento rural de proyectos de mujeres. Para ello creen que deben partir de procesos de participación que permitan trabajar colectivamente con mujeres en procesos a la carta, y que, al menos, implique el desarrollo de acciones de formación y puesta en común alrededor de la colectivización de trabajos, del emprendimiento empresarial, de la puesta en valor de actividades artesanales, de tareas de administración, de comercialización…
Las tres fueron a ver a Zutana: le contaron su proyecto, desgranaron sus ilusiones, plantearon un escenario de futuro que tenía más de 100.000 horas de reuniones, discusiones y actas, le explicaron dónde estaban, sus dudas, sus certezas, sus problemas, sus carencias personales y económicas, sus previsiones… y, también, le preguntaron; querían saber de qué manera desde el GAL se podía apoyar esta iniciativa, que opinaba ella como agente de desarrollo, cómo les podía ayudar…
Fue un día triste porque Zutana no entendía el proyecto. No tiene capacidad intelectual, ni humana, ni social para entenderlo. Ni siquiera para saber que no lo sabe (como un tiesto, vamos).
Zutana cree que una especie de Sanedrín de Alcaldes la ha ungido con el poder del perfecto discernimiento. Es una auténtica “papisa” del desarrollo rural incapaz de equivocarse, porque es infalible.
Zutana piensa que “desarrolloruraleslomismoqueelturismorural” y que el sector primario es algo a erradicar: “el verdadero desarrollo de un pueblo es convertirlo en un no pueblo, en una ciudad”, dice mirando al cielo, como en perfecta comunicación con un dios roncocacolo.
Zutana cree que el dinero del Leader “pertenece al grupo” y no a las personas que habitan en ese territorio, y que repartir bien “su” dinero implica hacerlo con criterios de discrecionalidad, amiguismo, estulticia, improductividad social y sometimiento al alcalde de turno
Zutana es, en fin, uno de las peores consecuencias, amenazas, peligros, obstáculos e incertidumbres que siempre salen en los DAFO que se realizan en el medio rural.
Firmado: Armengol Araoz. Vocero.