Del 5 al 8 de noviembre tuvimos la suerte de participar en Barcelona en las V Jornadas Nacionales y en el I Congreso Europeo de Custodia del Territorio, lo que nos ha motivado más aun para profundizar en esta herramienta para la conservación de la naturaleza.
Pero ¿qué es la custodia del territorio? En palabras de Basora Roca, X. y Sabaté i Rotés, X. (2006), «La custodia del territorio es un conjunto de estrategias e instrumentos que pretenden implicar a los propietarios y usuarios del territorio en la conservación y el buen uso de los valores y los recursos naturales, culturales y paisajísticos. Para conseguirlo, promueve acuerdos y mecanismos de colaboración continua entre propietarios, entidades de custodia y otros agentes públicos y privados«.
La herramienta básica para trabajar con la población que usa o gestiona un determinado territorio es el acuerdo de custodia, que en palabras de estos mismos autores «es un procedimiento voluntario entre un propietario y una entidad de custodia para pactar el modo de conservar y gestionar un territorio. El pacto puede ser verbal o escrito«. Y suele ser promovido por las entidades de custodia que «son organizaciones públicas o privadas sin ánimo de lucro que participan activamente en la conservación del territorio mediante las técnicas de custodia del territorio. Pueden actuar de entidad de custodia organizaciones tan diversas como una asociación de vecinos, una organización conservacionista, una fundación, un ayuntamiento, un consorcio y otro tipo de ente público«.
Y hasta aquí la teoría. Pero lo cierto es que, este movimiento que nace en Estados Unidos hace más de un siglo y que crece rápidamente a partir de los años 80 del siglo pasado, ha encontrado hueco y posibilidades de expandirse por todo el mundo. En España lleva ya más de 14 años de andadura y actualmente nos encontramos con algo más de 650.000 ha custodiadas en nuestro país, con más de 2000 acuerdos de custodia firmados y más de 200 entidades de custodia trabajando por la conservación. De hecho, estas han sido las V Jornadas nacionales celebradas en nuestro país, que dejan claro una fuerte consolidación del movimiento de custodia en España, con 8 Redes que reúnen a las entidades regionales y un Foro de custodia nacional que aglutina a todas esas redes.
Principalmente las entidades de custodia son ONGs conservacionistas o centros de investigación relacionados con la conservación, pero cada vez más están implicándose entidades públicas como ayuntamientos, diputaciones, administraciones regionales e incluso confederaciones hidrográficas. Y también se están uniendo cada vez más a este movimiento sectores como empresas privadas relacionadas con la extracción de recursos naturales o el uso del territorio, asociaciones de cazadores, asociaciones de propietarios de tierras, agricultores, ganaderos extensivos, etc.
Es un movimiento social muy potente que da voz y posibilidad de actuación al tercer sector social, para la conservación del patrimonio común y principalmente el que está asentado en terrenos privados.
Pero quizá lo que a nosotros como fundación entretantos más nos gusta de este movimiento y de esta herramienta es su filosofía de trabajo. Se basa sobre todo en la cercanía con la gente que vive, usa y gestiona los terrenos y también en buscar su implicación directa en la conservación y mejora de los recursos comunes, naturales, culturales y paisajísticos. Esto supone trabajar desde la base, ir a la raíz del problema, buscar el acuerdo y el consenso con el otro para trabajar juntos por un bien común, romper los distanciamientos asentados entre el mundo de la conservación y el de la gestión, dar voz y herramientas a la gente para mejorar sus terrenos con criterios de sostenibilidad, integrar todas las partes que tienen algo que decir en cada caso fomentando el voluntariado y el altruismo, etc. Y todo ello con grandes dosis de creatividad, de entusiasmo, de implicación y voluntariedad, de empatía y de respeto por el otro. No hay muchas recetas y en cada sitio, en cada terreno, desde cada entidad de custodia, con cada elemento que se conserva, se trabaja de una manera, de la mejor manera que cada circunstancia permite. Esa flexibilidad y capacidad de adaptación es básica para trabajar sobre el terreno con la gente; y la custodia del territorio lo sabe y lo aplica.
En palabras de Oscar Prada, integrante de la Red Transcantábrica y del Foro de Redes de Custodia del territorio, este movimiento «trabaja con valores positivos en una sociedad que adolece de esos valores. Es una escuela de democracia y de política de alta calidad, que brota quizá del impulso reivindicativo y activista de querer conservar y mejorar el medio ambiente, y que ha encontrado una manera de expresarse yendo a la base, a lo sencillo, a lo directo: a trabajar con las personas». Y comenta también que una de las cosas más satisfactorias de este trabajo es tener como aliados a las personas del territorio, «No hay malos ni buenos, todo está lleno de matices y de posibilidades, con la complejidad que caracteriza a la realidad. La custodia del territorio permite una manera de hacer que devuelve al ser humano a su esencia, que es la de ponerse de acuerdo, la de formar comunidad, la de compartir con el otro. Es un cauce para expresar nuestra propia naturaleza humana consiguiendo además nuestros objetivos de conservación. ¿Qué más queremos?»
Por todo ello, desde este movimiento se defiende mayoritariamente que la custodia solo puede o debe ser promovida por entidades privadas, pero nosotros sabemos que esta manera de hacer también puede ser asumida por las administraciones. Sólo hace falta intención, conocimiento y recursos para trabajar mano a mano con la población. Pero Sí se puede.
Y otra de las grandes virtudes de este movimiento de conservación es su potente trabajo en red, que ha quedado patente en el I Congreso Europeo. Entidades de toda Europa, científicas, conservacionistas, administraciones, empresas, asociaciones civiles, etc, acompañadas de entidades americanas y canadienses de mucho peso y experiencia en temas de custodia (como el Atlantic Center for the Environment o el Land Trust Acreditation Commission), e incluso representantes de la Comisión europea para temas de medio ambiente, unidas y colaborando todas bajo un mismo paraguas. Y desde entretantos, con la Plataforma de Custodia del Territorio, poniendo nuestro granito de arena para hacer más real y tangible esa red, puesto que nos encargamos en el Congreso de organizar y dinamizar el taller de creación de la Red Europea de Custodia del territorio, donde participaron más de 60 personas.
Y como resultado más claro y tangible de este primer Congreso sale la Declaración de Barcelona sobre Custodia del Territorio, un documento trabajado desde hace tiempo y completado y consensuado en el Congreso, que quiere establecer las bases necesarias para contribuir a un mayor desarrollo de la custodia del territorio, tanto a nivel regional como europeo. Pero sobre todo es un documento que recoge valores y que aboga por la solidaridad y la cooperación para «desarrollar estrategias regionales, nacionales y europeas y métodos para promover la corresponsabilidad y conseguir el compromiso de las personas propietarias y usuarias de la tierra, de las instituciones públicas y privadas, de las organizaciones y de la ciudadanía» para fundamentalmente «garantizar la protección de hábitats, especies, recursos naturales y la integridad y la belleza de los paisajes europeos,…».
Puedes firmar la Declaración de Barcelona en este enlace, a título individual o como entidad, y unirte a este movimiento de la Custodia del Territorio, que como se comentó en la presentación del Congreso en palabras de Damiano di Simine, presidente de la ONG italiana Legambiente Lombardía, «es un movimiento de valores positivos, un movimiento para la belleza en Europa».
Olga Rada _ fundación entretantos