Artículo de Koldo Osoro, miembro de la Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo, publicado en Público.es

Los incendios suponen un problema económico, ambiental y social muy grave en todo el mundo, si bien unas áreas resultan más afectadas que otras. No debería haber duda de que el incendio se produce porque hay material combustible, independientemente de las causas de su origen (accidentales, ambientales, intencionadas, etc), y su intensidad depende de la cantidad de material combustible acumulado, de la combustibilidad de este y, obviamente también de las condiciones ambientales del momento, actualmente agravadas por el cambio climático. Por lo tanto, una de las  medidas de prevención de incendios, lo que los gestores deben priorizar son aquellas estrategias que eviten o frenen la acumulación de biomasa combustible.

¿Cómo frenar o evitar la acumulación de biomasa combustible?

La acumulación de biomasa difiere en función de los componentes de la cubierta vegetal que a su vez, en buena medida, dependen de las características del suelo en el que se asientan, esto es: profundidad, riqueza en nutrientes, etc., también del clima y del manejo al que han sido sometidos. Este último factor, el manejo, tiene especial relevancia ya que depende principalmente de las decisiones que adopten los humanos en el terreno puesto que su acción puede modificar las características del suelo y de la comunidad vegetal que sustenta.

El pastoreo como herramienta sostenible en la prevención de incendios

Los animales son perseverantes en la búsqueda de alimento para su mantenimiento y reproducción. Además, los herbívoros difieren en sus conductas de pastoreo, en sus preferencias por las diferentes especies que pueden conformar las cubiertas vegetales de nuestros montes, por lo que constituyen una herramienta esencial que puede resultar sostenible con actuaciones acertadas y realistas además de producir alimentos de calidad suprema y resultantes de un modelo de producción, que no solo es respetuoso con el medio natural, sino que además genera externalidades positivas, incrementando la biodiversidad en flora y fauna invertebrada y vertebrada.

La sociedad urbana debe tomar conciencia de todo ello, sensibilizarse por el medio rural y muy en particular por la ganadería extensiva, ya que es ésta la que aporta los productos diferenciados, no sólo por su composición con grasas más saludables, sino también por el modelo de producción, sustentado en el aprovechamiento a diente de los recursos pastables y renovables propios.

Es preciso recordar que ha sido y es la ganadería extensiva la que en buena medida ha contribuido a la consideración y denominación de la mayoría de los parques nacionales y también de los parques naturales existentes y, en lo que son productos de procedencia animal, a las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) e Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), algo que la sociedad urbana debe valorar y con ello contribuir al fomento de la Ganadería Extensiva con todas sus externalidades positivas para la sociedad en general, principalmente en lo que a prevención de incendios forestales se refiere, manteniendo accesibles los senderos que conducen a disfrutar de la naturaleza.